Yo creo que la Biblia es Palabra de Dios, que no fue escrita por voluntad humana, sino por hombres santos que fueron inspirados por Dios.
Yo creo que la inteligencia humana es insuficiente para comprender la Palabra de Dios. La voluntad divina ha sido expresada por medio de letras y palabras, pero está más allá de ellas. Los que estudian las Sagradas Escrituras sin el auxilio divino (aunque dominen el idioma en que la leen) sólo tienen a su alcance un libro lleno de letras y palabras, pero carente del verdadero significado.
Yo creo que Dios da entendimiento de su Palabra a los que la escudriñan para ajustarse a ella, y que ese entendimiento se va haciendo mayor a medida que se practica y se enseña a otros lo aprendido.
Yo creo que la Biblia debe estudiarse en oración.
Creo que la Biblia debe leerse diariamente, de ser posible, antes de emprender otras tareas del día.
Yo creo que los que dicen: «No tengo tiempo para leer la Biblia» son personas que disponen de 24 horas diarias como todos los demás. Los que atribuyen mayor importancia a otras cosas, y a ellas dedican su tiempo, deben saber que:

«Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.» Gál.6:7.

Yo creo que todo lo material tendrá su fin, pero que la Palabra de Dios permanece para siempre.
Yo creo que los que no leen la Biblia están perdiendo, o al menos malgastando, un tiempo precioso.
Yo creo todo lo que afirma la Biblia, y doy gracias a Dios por ella.

Spmay B. Luis, Colón, 1972.